Once técnicos, mil problemas: la eterna banca caliente de Chivas tras el título de 2017

Por Juan Pablo Ojeda

 

Desde aquel glorioso Clausura 2017 donde Chivas levantó su último título de Liga MX con Matías Almeyda en el banquillo, la historia del Rebaño ha sido más una novela de drama que una de gloria. Y es que, desde ese entonces, ya van once técnicos que han pasado por la dirección técnica del Guadalajara… y ninguno ha logrado acercarse a ese éxito que, cada torneo, parece más lejano.

En números fríos, todos han fallado en una cosa: ninguno ha superado el 55% de efectividad en su etapa. Y eso, en un club como Chivas, donde la presión es constante y los reflectores nunca se apagan, es prácticamente una condena.

Curiosamente, sólo uno de estos entrenadores fue parte de la era Jorge Vergara (José Cardozo), mientras que los otros diez fueron contratados bajo el mando de Amaury Vergara, quien ha vivido una gestión marcada por la inestabilidad en el banquillo. El desfile de técnicos empezó con Tomás Boy y terminó, hasta ahora, con Gerardo Espinoza.

Y aunque se han intentado apuestas de todo tipo —experimentados, interinos, jóvenes promesas y hasta extranjeros con currículum europeo—, los resultados han sido bastante discretos. Repasemos a los protagonistas de este carrusel:

José Cardozo fue el primero tras Almeyda. Llegó con fama de goleador, pero su efectividad fue de apenas 45%. Nunca logró consolidarse.

Tomás Boy, el «Jefe», apenas duró 10 jornadas en el Apertura 2019 y se fue con un bajísimo 35.4%. La afición nunca lo aceptó.

Luis Fernando Tena parecía tener un proyecto sólido, pero tras la pandemia su ofensiva se cayó y terminó con una etapa irregular.

Víctor Manuel Vucetich, el “Rey Midas”, llegó sin el cariño de la afición pero logró meter al equipo a semifinales en el Guard1anes 2020. Se fue con un digno 49%, pero sin respaldo.

Después vinieron dos apuestas de casa: Michel Leaño y Ricardo Cadena. El segundo tuvo mejores números, con un 52% de efectividad, pero el equipo no calificó a liguilla y terminó saliendo como casi todos: sin pena ni gloria.

La historia reciente ha estado marcada por nombres extranjeros. Veljko Paunović, sorpresivamente, llevó a Chivas a una final tras seis años, aunque la perdió ante Tigres. Salió con un 53% de efectividad, el mejor de todos desde Almeyda.

Fernando Gago tomó las riendas y, en poco tiempo, logró un 54.8%, superando incluso a Paunović en rendimiento… pero una oferta de Boca Juniors lo hizo salir antes de consolidar su proyecto.

Luego vino el paso accidentado de Óscar García Junyent, quien entre suspensiones y enfermedades, solo pudo dirigir cinco partidos. Terminó con un 50% que no refleja del todo su caótico paso.

Finalmente, Gerardo Espinoza tomó el timón en marzo de 2025 con la promesa de salvar lo que quedaba del torneo. Ganó un Clásico ante América, pero fue eliminado en la CONCACAF y no logró clasificar. Se fue con apenas 37% de efectividad.

¿Y qué hay del técnico que dejó la vara alta? Matías Almeyda, con cinco títulos en total y una efectividad del 50.91%, sigue siendo el último gran referente en el banquillo rojiblanco. Desde entonces, todo ha sido ensayo y error.

Chivas no solo ha tenido un desfile de entrenadores, también una constante desconexión entre proyecto deportivo, decisiones de directiva y paciencia de la afición. Con once intentos fallidos y ninguna nueva estrella en el escudo, la banca del Guadalajara sigue siendo un asiento caliente donde pocos duran y casi ninguno convence.

Y mientras el club sigue buscando a su próximo “salvador”, la historia reciente del Rebaño demuestra que no se trata solo de cambiar técnicos… sino de encontrar rumbo. Porque en Chivas, el problema no es solo quién dirige, sino cómo se dirige.