Por Juan Pablo Ojeda
Los desarrolladores de ChatGPT, la famosa inteligencia artificial de OpenAI, han empezado a compartir cómo la integran en su vida diaria. Desde planear el desayuno hasta preparar reuniones de alto nivel, los testimonios de figuras clave como Nick Turley, Mark Chen, Andrew Mayne y el propio CEO Sam Altman muestran que esta IA no es solo una herramienta poderosa, sino también un asistente cotidiano… con ciertas advertencias importantes.
Nick Turley, responsable directo de ChatGPT, lo usa en el trayecto al trabajo como un «asistente de voz» para organizar ideas. Le habla a la app y esta le devuelve un resumen estructurado de sus pendientes del día. También se apoya en la función de memoria para que el modelo recuerde información personal relevante. Eso sí, reconoce que a veces ChatGPT se inventa cosas, como cuando recomienda vinos inexistentes en restaurantes. Turley lo dice claro: útil sí, pero hay que tener cuidado.
Mark Chen, director de investigación, usa ChatGPT para prepararse antes de reuniones clave. Le pide al modelo que investigue sobre las personas con las que se va a reunir y le sugiera temas de interés mutuo. Así llega mejor preparado y con más contexto, lo que le permite ahorrar tiempo y tener conversaciones más estratégicas.
Por su parte, Andrew Mayne, comunicador y anfitrión del pódcast oficial de OpenAI, utiliza ChatGPT para algo tan sencillo como pedir comida. Le toma una foto al menú, se la pasa al modelo y le pide ayuda para elegir un platillo acorde con su dieta. Esta combinación de imagen y texto le permite a la IA adaptar sus respuestas a necesidades muy específicas.
El CEO Sam Altman, conocido por su estilo sobrio, contó en el pódcast ReThinking que él lo usa para tareas aburridas pero esenciales: leer correos, resumir documentos, procesar información de forma rápida. Además, confesó que ChatGPT le sirve como una especie de enciclopedia sobre desarrollo infantil, ahora que es padre. No sustituye la experiencia de criar, pero sí le ayuda a entender mejor las etapas por las que pasan sus hijos.
Eso sí, todos coinciden en algo: ChatGPT no es infalible. Puede tener errores o “alucinaciones” —como llaman en el mundo de la IA a cuando el modelo se inventa información que suena bien pero es falsa—. Por eso, insisten en que debe usarse con criterio y no como única fuente de verdad, especialmente cuando se trata de decisiones importantes.
En resumen, ChatGPT se está convirtiendo en una herramienta de uso diario incluso para quienes la desarrollan. Su potencial como asistente personal, profesional o familiar es enorme, pero su uso responsable y crítico sigue siendo clave. No reemplaza al juicio humano, pero sí lo complementa.