Por Juan Pablo Ojeda
Bajo una atmósfera cargada de solemnidad y expectación, miles de fieles y curiosos se congregan en la Plaza de San Pedro mientras el Vaticano inicia uno de los procesos más trascendentales de la Iglesia Católica: el cónclave para elegir al nuevo papa, sucesor de Francisco.
A las 17:46 horas (local), los 133 cardenales electores ingresaron formalmente a la Capilla Sixtina, sellando las puertas tras de sí para comenzar la deliberación en completo aislamiento, como dicta la tradición canónica. Esta tarde se realizará la primera votación, y con ella, el esperado momento de la primera “fumata”, entre las 19:00 y 20:00 h.
El tradicional sistema de señalización con humo sigue vigente: fumata blanca indicará que un nuevo papa ha sido elegido; fumata negra, que no se ha alcanzado el consenso necesario de dos tercios y que el proceso continuará.
Mientras tanto, en la plaza vaticana se vive una jornada de recogimiento, oración colectiva y expectativa. Muchos esperan presenciar desde el lugar la histórica aparición del nuevo pontífice en el balcón central de la Basílica de San Pedro, un momento que será transmitido en directo a millones de personas en todo el mundo.
La jornada inició con una procesión solemne de los cardenales hacia la Capilla Sixtina, en la que entonaron las Letanías de los Santos y el canto medieval Veni Creator Spiritus, invocando la guía divina en esta crucial decisión para la Iglesia.
Aunque algunos fieles guardan la esperanza de una elección rápida, los expertos vaticanistas advierten que la sucesión papal suele requerir varios escrutinios, con hasta cuatro votaciones diarias (dos por la mañana y dos por la tarde), hasta lograr un acuerdo mayoritario.
La elección del obispo de Roma no solo marca el rumbo espiritual de más de mil millones de católicos, sino que tiene profundas implicaciones geopolíticas. El mundo espera.