Por Bruno Cortés
En el Congreso de la Unión se cuecen muchas cosas, pero no todas huelen bien, al menos no para todos los partidos. En esta ocasión, quien alzó la voz fue Ivonne Ortega Pacheco, diputada federal y coordinadora del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano (MC). La exgobernadora de Yucatán no se anduvo con rodeos: una de las reformas que está por discutirse en este periodo extraordinario podría abrir la puerta para que miembros de la Guardia Nacional puedan competir por cargos públicos. ¿Qué tiene eso de preocupante? Bueno, según Ortega, podría alterar el equilibrio democrático del país.
“Esto huele a golpe de Estado”, soltó Ortega, en un comentario que levantó cejas dentro y fuera del Congreso. ¿Por qué tanto escándalo? Porque el texto de la reforma, según ella, permitiría que integrantes de la Guardia pidan una licencia especial —sin dejar de ser militares— para postularse a cargos como alcaldes, gobernadores, diputados o senadores, con sólo el visto bueno del presidente o del secretario de la Defensa. Es decir, sin pasar por ningún filtro civil o legislativo. Y eso, en palabras simples, puede dar pie a que el poder militar se meta directo en el terreno de lo político.
Para quienes no están familiarizados con este tipo de temas, vale la pena aclarar algo: en México, la separación entre las Fuerzas Armadas y la política ha sido una regla no escrita que ha evitado escenarios como los que se viven en países donde los militares terminan decidiendo más que los ciudadanos. Romper con esa tradición, aunque sea por la puerta trasera de una reforma, no es poca cosa.
Pero ahí no acaba la cosa. Ortega también levantó la voz por la forma en la que se están llevando estas reformas: con prisas. Denunció que muchos de los temas en la agenda del periodo extraordinario son demasiado delicados para resolverse al vapor, y pidió que se abran mesas de diálogo para discutirlos a fondo y con todas las voces. A su juicio, las cosas se están cocinando rápido, y eso nunca es buena receta para las leyes.
Otro de los puntos que trae molestos a los diputados de Movimiento Ciudadano es la creación de una Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, una propuesta que busca centralizar en el gobierno federal funciones clave relacionadas con tecnología y conectividad. Aunque este dictamen todavía se está cocinando más en el Senado, Ortega dejó claro que su bancada no lo respalda y que estarán atentos a cómo se dé el debate allá arriba.
En pocas palabras, MC está en modo alerta, no sólo por el fondo de las reformas, sino por la forma en que se están impulsando. Y si algo queda claro con estas declaraciones es que el Congreso está dividido no sólo entre partidos, sino entre visiones muy distintas sobre el rumbo que debe tomar el país. Mientras unos ven reformas necesarias, otros ven señales peligrosas.
¿Militares en campaña? ¿Decisiones rápidas en temas complejos? Son preguntas que los ciudadanos tendremos que observar con lupa. Porque al final, lo que se decida en estas sesiones no sólo afectará a los partidos, sino a la democracia misma.