Monreal cierra filas con Sheinbaum y defiende elección judicial

Por Bruno Cortés

 

A veces en política las vueltas son largas, pero lo importante es cómo se aterriza. Esta semana, el diputado Ricardo Monreal Ávila, coordinador de Morena en la Cámara y jefe de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), dejó claro que ya no hay pleito con Claudia Sheinbaum. Lo dijo con todas sus letras: “Sí hubo diferencias, pero ya están enterradas”, y ahora se define como parte de su equipo, eso sí, “sin perder la autonomía”.

Monreal —que en otros tiempos parecía ir por su propio rumbo— se alineó sin matices con la nueva presidenta y aseguró que su agenda es la misma que la de Sheinbaum. No busca reflectores ni posiciones, dijo, sino apoyar en momentos que, según él, “son tan complejos como los que vive México”.
La reconciliación es tan notoria que hasta habló de “consideraciones más allá de lo esperado” que ha recibido de la mandataria. “Me trata mejor de lo que todos pensarían”, dijo, con ese tono de quien ya encontró su lugar en el nuevo mapa político.

Pero no todo fue nostalgia política. Monreal aprovechó para hablar del tema que traerá polémica este domingo: la elección de jueces, magistrados y ministros por voto popular. Para él, este proceso será pacífico, histórico y necesario. Asegura que por fin se le pondrá freno a lo que llama un “ambiente corrupto” en el Poder Judicial, donde —según su diagnóstico— había nepotismo, venta de justicia, conflictos de interés y tráfico de influencias.

A diferencia de otros actores que critican el modelo, Monreal ve la elección como un paso firme hacia una “democracia participativa madura”, donde el pueblo tiene derecho a decidir quién juzga sus casos. Dijo que irá a votar convencido, y que no le espanta que haya quien promueva el abstencionismo: “Es parte de la democracia. Hay libertad para opinar y actuar”, aseguró.

En medio de este respaldo total a Sheinbaum y su proyecto, el diputado también tocó otro tema espinoso: el paro de la CNTE. Reconoció el derecho de los maestros a manifestarse, pero pidió paciencia. Aplaudió que la presidenta haya reiterado su disposición al diálogo y confió en que “entre mañana y pasado” se levante el plantón, siempre por la vía pacífica. Destacó que el gobierno federal ya está dialogando con ellos y que la solución debe ajustarse al presupuesto aprobado, porque —y lo dejó claro— “la presidenta no puede hacer promesas fuera de lo que el Congreso le autorizó”.

En resumen, Monreal se está mostrando como un operador político que busca estabilidad, que acepta que el protagonismo ahora está en otro lado, y que quiere cerrar filas con la presidenta para que el arranque de su gobierno no se vea entorpecido por fracturas internas o presiones externas.

Se acabaron las señales de ruptura. Monreal ya eligió lado, y su discurso, lleno de llamados a la prudencia, al respeto institucional y al fin de los rencores, deja ver que al menos desde el Congreso, el obradorismo tiene un operador experimentado que juega en equipo… y con libreto nuevo.

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