«Moreira: El Congreso ya no decide, solo obedece»

Por Bruno Cortés

 

En un tono que mezclaba frustración con alarma, el diputado Rubén Moreira Valdez, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, soltó una bomba política en plena clausura del periodo legislativo: el Congreso mexicano, dijo, ya no es un espacio para debatir, proponer ni construir acuerdos. Es, según él, una simple “ventanilla” del presidente. Y eso, si uno se lo toma en serio, no es cualquier cosa.

Imagínese que la Cámara de Diputados y el Senado —los dos pilares donde se supone que se revisan, discuten y aprueban las leyes que rigen al país— se limitan a decir “sí, señor” a lo que mande el Presidente. Así, sin leer, sin preguntar, sin cambiar ni una coma. Eso fue, básicamente, lo que Moreira denunció en rueda de prensa, señalando que en este año legislativo no se legisló: se obedeció.

Para el líder priista, lo ocurrido en estos meses es un retroceso democrático. Asegura que el Congreso dejó de tener dientes y que, además, se debilitó al Poder Judicial y a los órganos autónomos. “La mayoría está edificando una dictadura”, dijo sin rodeos, aludiendo al bloque que apoya al gobierno federal. Y sí, con “mayoría” se refiere a los partidos afines a Morena, que han aprobado casi todas las reformas que llegan desde Palacio Nacional.

Moreira también aprovechó para reiterar que su bancada votará en contra de la iniciativa en telecomunicaciones, aunque no dio muchos detalles. Lo que está en juego ahí, según analistas, es la independencia del sector y los riesgos de una mayor concentración del control del Estado en las redes de comunicación.

Y en un gesto poco común, pero revelador del nivel de tensión política, Moreira dejó claro que apoyarán a su aliado el PAN —la segunda fuerza en San Lázaro— para que encabece la próxima Mesa Directiva de la Cámara. De hecho, soltó una idea que sonó más a advertencia: si no se respeta ese derecho, algunos priistas podrían registrarse momentáneamente como panistas para reforzar la maniobra. Es decir, están dispuestos a jugar fuerte para mantener el equilibrio de fuerzas en la Cámara.

Como si todo esto no fuera suficiente, el diputado también se fue contra uno de los fantasmas financieros más grandes de México: el Fobaproa. Presentó una iniciativa para cancelarlo, y no lo hizo solo con argumentos técnicos. Como anexo de su propuesta incluyó el libro del actual presidente López Obrador, ese donde AMLO critica con dureza el rescate bancario de los noventa. Un golpe con guante blanco, pero golpe al fin.

Finalmente, cuando le preguntaron qué pensaba sobre la carta pública que el expresidente Ernesto Zedillo dirigió a Claudia Sheinbaum, la virtual presidenta electa, Moreira no se anduvo con rodeos. “Fue tan atinado que irritó al poder”, dijo. Y eso dejó claro que, al menos para el PRI, lo que viene no pinta fácil ni terso.

¿En resumen? Rubén Moreira puso el dedo en la llaga: en México, el Congreso está dejando de ser un contrapeso real al poder presidencial. Y si eso es cierto, no importa si uno simpatiza con el gobierno o no, hay algo que debería preocuparnos a todos: sin debate, sin equilibrio, la democracia se empieza a parecer demasiado a una orden directa.

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